
"Y de ese modo se hablaba Swann a sí mismo, porque aquel joven que al principio no reconocía era él; como hacen algunos novelistas, había repartido su personalidad en dos personajes: el que soñaba y el que veía delante de él con un fez en la cabeza".
El tiempo que se nos va en recobrar el tiempo perdido. Debo decir que, a pesar de mi obtusa inteligencia, he disfrutado con cada oración de este libro. Porque no son sólo oraciones, porque rebosan imágenes, porque hay tanto para complacer a los sentidos, a la imaginación (y a través de ella a los sentidos). Porque Proust abre y cierra las historias, las amarra delicadamente, sólidamente. El tiempo perdido.
"Acaso la nada sea la única verdad y no exista nuestro ensueño; pero entonces esas frases musicales, esas nociones que en relación a la nada existen, tampoco tendrán realidad. Pereceremos; pero nos llevaremos en rehenes esas divinas cautivas, que correrán nuestra fortuna. Y la muerte con ellas parece menos amarga, menos sin gloria, quizá menos probable".
No hay comentarios:
Publicar un comentario