sábado, 30 de octubre de 2010

30 de octubre.

Los años me cayeron de golpe. Esto no fue un proceso gradual. Hace dos noches leía el blog que tenía a los veintitantos, el que se acabó poco después de los treintas. Y entendí que, aunque yo no lo quiera, aunque no me haya dado cuenta, envejecí. De golpe, decía.

Ese tono jovial. Ese hacer las cosas por impulso. Ese ir aventando ideas para ver qué tal suenan. Esa hambre. Ese brutal imperio de los sentidos. No sé exactamente qué día, pero todo se fue a la mierda. Un día. No sé cuál. Con todo y camaleones.

Antes no sabía qué quería hacer, no con precisión. Pero sabía que quería hacer algo, así que hacía muchas cosas. O no tantas, pero varias. Probaba por aquí, por allá. Estudiaba actuación (!), escribía en una revista de cine, me enamoraba, tenía discusiones en la calle, lloraba, me cortaba el pelo por no cortarme las venas, me volvía casi monja (!) para después intentar justo lo contrario (sin signo de admiración: eso es mucho más normal). Tenía una gata que me hacía feliz. Me divertía oír las peleas de mis vecinos. Tenía un coche que me hacía feliz. Me asoleaba en la azotea. Ponía música a todo volumen. Me tiraba a ver la tele. Me tiraba para que me levantaran. Me quedaba tirada. Y sin embargo todo estaba bien.

Estoy en un continente viejo y siento que se me pega algo adentro. Algo viscoso que no me puedo quitar aunque me bañe. Aunque hable en español de vez en cuando, aunque me ría, aunque coma chiles jalapeños. Una mancha como de petróleo en el Golfo, como de crímenes contra la humanidad, como de muchos siglos de estar devanándose los sesos sin llegar a conclusión alguna, sin una bomba que nos mate a todos y se acabe esta tortura de mierda. ¿Ven? Se me pega algo adentro. Me he vuelto oscura, casi bruna, "porque la pena tizna cuando estalla. Donde yo no me hallo no se halla hombre más apenado que ninguno", etc.

No, no estoy triste. Ojalá estuviera triste. Ojalá sintiera nostalgia, pero nostalgia de veras. Numb. ¿Cómo se dice eso? Numb. Adormecida. Anestesiada. Pienso que a eso se refería la gente que me decía "cuando seas grande...".

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