Tuve un pensamiento sobre Tinajero. En éste, el navegante veía a su alrededor y sus ojos ardían. No puedo decir que estaban arrasados en lágrimas, y esto por dos razones: a Tinajero no le gusta la expresión (le parece trillada, demasiado manida) y, además, no suele llorar. No, más bien tenía una mirada de... dolorosa incredulidad. Volteaba hacia mí para preguntar si él, si nosotros tendríamos algo que ver con esta lamentable situación actual (la del mundo, creo). Antes de que yo pudiera contestar, él ya lo estaba diciendo: Por supuesto que sí... por supuesto que sí.
Pero sólo fue un pensamiento. Lo que tengo de real sobre Tinajero es una carta, escrita en una servilleta. El muy imbécil cree que ya puedo entender su mal hablado alemán. Es un pendejo.
Liebe Biographin,
du hast Nachrichten von mir nicht erhalten, weil ich weit weg von Haus bin. Ich habe kein Papier, um Briefe zu schreiben. Ausserdem will ich nicht dazu zurückgehen, wo du bist.
Grüße,
T.
miércoles, 14 de enero de 2009
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