La tercera muerte (porque dicen que siempre vienen en trío, como si los muertos se fueran a cantar al más allá alguna canción de los Panchos) es la de Pina Bausch. Coreógrafa y bailarina, una pequeñísima muestra de su trabajo puede ser vista en Hable con ella (2002), de Almodóvar. A quienes no nos gustan los tutús ni la supuesta perfección del ballet, nos gusta la danza hecha por el Tanztheater de Wuppertal. Estos cuerpos no ascienden como espíritus limpios: se arrastran y cuelgan, pesan, tiran cosas a su paso. Porque sufrimos, ¿no? Quiero decir, nos identificamos más fácilmente con esto que con la rancia tradición del Lago de los cisnes. Al menos nosotros, sí. Nosotros, los humanos.
martes, 30 de junio de 2009
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