Hasta ahora, mi elección de películas de la Muestra ha sido más que atinada. La mejor experiencia ha sido, sin duda, El silencio de Lorna. Pertenece a ese tipo de películas europeas que retratan los abismos del comercio humano (no dejé de pensar en Lilja 4-ever, de Lukas Moodyson), las cuales consiguen que se me quiten las ganas de viajar al mencionado continente. Lo bueno es que luego veo otras cosas, se me olvidan los abismos y me quedo pensando en paraísos iluminados por siglos y siglos de alta cultura.
Hoy voy a La caja de Pandora. En una de las fotos aparece una viejita de pelo cano. ¿Será que, después, me entrará el remordimiento por no haber ido a visitar a mi abuela en tantos días, siendo -como es- que está enferma? No lo sé. Lo que sí sé es que entre mañana y pasado mañana le hincaré el diente a cosas más festivas: Looking for Eric y Taking Woodstock. Ya era hora de algo menos denso. Un descanso entre tanta crudeza.
La nota curiosa de la Muestra:
¿Sabían que hay gente que va a la Cineteca con carne en la bolsa? Quiero decir, carne de res. Molida especial, pulpa bola o cosas así. Pienso que lo hacen porque, al ver el poster de este año, se imaginan que es requisito indispensable presentar su carne molida a la entrada de la sala. Por otra parte, debe ser gente muy amistosa la que hace esto: tan ingenua, tan fresca... como la carne de las reses recién sacrificadas.
lunes, 16 de noviembre de 2009
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qué ocurrencias!! ahora sí que me has hecho reír...
ResponderEliminarDe que hay gente, hay gente. A ver si hoy no llegan con su verdurita cocida para acompañar el filete...
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