Hoy salí a correr por tercer día consecutivo (!), cosa que no hacía -creo- desde que terminé la carrera en Casazul. Pero no sólo eso: por primera vez corrí durante 30 minutos. Eso apenas da una idea aproximada de la cantidad de energía que esta infatuación me está inyectando. Insomne, corriendo por las mañanas, cumpliendo con todos mis trabajos, yendo incluso a fiestas (¡a fiestas, por dios!)... y yo ¡de buenas! y tan fresca como una lechuga.
En otro tipo de consideraciones, he llegado a pensar que soy adicta al amor. Quiero decir, a los químicos que libera el cerebro cuando uno se enamora. Eso explicaría por qué no puedo tener relaciones largas. Por qué siempre estoy buscando situaciones imposibles que terminen pronto y me hagan salir de nuevo al mundo a buscar a mi siguiente dealer. Si existe cura para esto, creo que no estaría interesada... Las drogas de mi cerebro me salen gratis.
lunes, 16 de noviembre de 2009
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